Chanclazo es un juego de reflejos, caos y chanclazos, el único juego donde usar la chancla está no solo permitido, sino premiado.
El juego incluye 5 diferentes minijuegos, en todos ellos hay una sola regla que importa: Dar un Chanclazo y evita a toda costa recibirlo… o prepárate para llevarte las cartas acumuladas.
La meta es simple: termina cada minijuego con la menor cantidad de cartas posible para ganar una ficha de chanclita.
Quien tenga más chanclitas al final, gana el juego y el respeto de la abuela.
Si hay empate…
Los jugadores empatados se tapan los ojos, los demás esconden la chancla en algún lugar, y a la cuenta de tres:
¿¡Y si lo encuentro que te hago!?
El primero en encontrarla y golpear al otro gana.
Y si fallas el chanclazo…
Te vas con todas las cartas acumuladas.
También pierdes si la agarras cuando no te toca o si intentas golpear antes de tiempo. Aquí no hay VAR, solo justicia instantánea.
Los 5 minijuegos (en resumen):
¿Coincidencia?
Si ves dos cartas iguales en la mesa, corre y golpea primero.
¡Sopla y gana!
Sopla tu carta hasta alcanzar la chancla. El que llegue primero puede usarla.
¡Manotazo!
Sale una carta de chancla. Todos ponen la mano en el centro. El último... toma las cartas (y la humillación).
¡Más te vale que corras!
Aparece la chancla. Todos corren. El que la agarre la lanza a quien quiera.
¡Enfrentados!
Voltea cartas con la frente (sí, con la frente). Si aparece la chancla, dale al que quieras.
Porque la chancla no es cualquier objeto. Es símbolo de justicia. Es instrumento de orden. Es la herramienta educativa que ha pasado de generación en generación,
desde las abuelas prehispánicas hasta las tías modernas con buena puntería, no decepciones a los ancestros!